Ahora, cuando las papas queman y un funcionario del riñón queda atrapado en la telaraña de la viveza criolla al más alto nivel, nadie dice ni mu. NADIE.
¿Dónde están los soldados del pingüino, esos que vitoreaban a Amado cuando tocaba la guitarra con La Mancha de Rolando? ¿Cuáles los números que lo van a defender? ¿Terminará como otros funcionarios que fueron despegados de la cúpula para comerse solos los escándalos? (léase Micelli, Jaime, Schiavi).
Veremos proximamente si el actual Vicepresidente no se asemeja a su antecesor y de pronto deja de ser AMADO.